Practicar deporte proporciona a los niños muchos beneficios físicos que pueden mejorar su salud y su forma física en general. La actividad física regular ayuda a fortalecer el sistema cardiovascular, incluidos el corazón y los pulmones. Actividades como correr y nadar mejoran la resistencia, mientras que deportes como el fútbol, el baloncesto y el hockey fortalecen los músculos y los huesos.
El ejercicio que supone el deporte también ayuda a los niños a controlar su peso quemando calorías y desarrollando masa muscular magra. Los deportes ponen a prueba las habilidades motoras y la coordinación mano-ojo mediante regates, recepciones, lanzamientos y otros movimientos atléticos. El desarrollo de estas capacidades físicas a una edad temprana prepara a los niños para el éxito deportivo más adelante.
Convertir el deporte en un hábito regular desde una edad temprana proporciona beneficios físicos inmediatos y para toda la vida.
En general, la amplia gama de exigencias físicas de los distintos deportes favorece una buena forma física general. Los niños físicamente activos a través del deporte tienden a tener más energía, una composición corporal más sana y un menor riesgo de enfermedades crónicas en comparación con sus compañeros inactivos. Convertir el deporte en un hábito regular desde una edad temprana proporciona beneficios físicos inmediatos y para toda la vida.